Rugen las tripas de un invierno que no nacerá; late fuerte a la espera de un nuevo amanecer, que lamentablemente no llegará. Indudablemente las pequeñas y esperadas larvas de mis adorables amigas detectaran el hedor de un putrefacto ser, y finalmente al localizarlo se alimentaran de lo que pudo haber sido y no fué.
viernes, julio 13, 2007
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